El proceso de sucesión se puede dar de manera planificada, que es la mejor, o imprevista, que es cuando lo dispara un fallecimiento o una grave enfermedad, que es la menos deseada de las dos.

El proceso de sucesión es la ejecución del plan de sucesión, por eso, cuando no se cuenta con la planificación previa, el proceso se hace más difícil y riesgoso, tanto para la empresa como para la familia.

El proceso de sucesión está conformado por tres partes que en la mayoría de los casos, salvo los de fallecimiento o grave enfermedad, se desarrollan de manera escalonada en el tiempo.

La primera de ellas es la sucesión en la gestión o gerenciamiento de la empresa, es decir la dirección del día a día. Esto implica un primer paso de evaluación y selección de los posibles candidatos familiares o no familiares, un plan de desarrollo de capacidades y experiencias, y evaluaciones objetivas de su desempeño.

La segunda es la sucesión en el gobierno de la empresa (directorio y presidencia); y la tercera es la sucesión en la propiedad, que también se pude dar de manera escalonada en el tiempo y/o parcial.

El proceso de sucesión finaliza cuando se terminan de ejecutar las tres partes que la integran. Uno de los aspectos más importantes del mismo es la buena convivencia y comunicación entre las dos generaciones mientras dure este proceso.